México me llamó, y le dije: “depende”.

Sí, le dije “depende” a mi amiga Edry, cuando me invitó a ir a Tulum, México con ella en el verano pandémico del 2021. Sería mi primer viaje internacional. Estaba concursando en un certamen de belleza. Si ganaba, lo más probable tendría una agenda comprometida y no podría viajar. Pero como perdí, ¡A México nos fuimos!

Era la primera vez que viajaba internacional. Edry había invertido horas en planificar el viaje de 5 días y 4 noches. Buscó recomendaciones, reseñas y todo entre medio. Éramos Edry, su amiga y yo. Llegamos a Tulum de noche. Al próximo día, comenzamos visitando las Ruinas de Tulum y uno de los muchos Cenotes: Casa Tortuga.

Las ruinas son importantes en su cultura. Nos montamos en un botesito y navegó hacia las afueras de las ruinas. Me encantaría hablarles de ellas, pero el guía turístico que nos tocó no hizo más que señalar las ruinas y decirnos que nos tomaramos una foto. Nadie más en el botesito estaba interesado en la historia, así que lo seguimos hacia mar adentro, para que hicieran el snorkeling.

 

El segundo día fuimos a un Centro de Bienestar a tomar una clase de yoga en la mañana. Para nuestra suerte, el maestro nunca llegó y nos devolvieron el depósito. No nos quedó más que desayunar y disfrutar las vistas. Luego fuimos a correr bicicleta por las calurosas calles centrales de Tulum -que honestamente es algo que hay que hacer una vez por la experiencia, pero el calor te enseña que no más. Gracias a Dios,  hay tiendas de Gelato por todos lados.

 

Tomamos transportación pública, para conocer cómo era. Fuimos a restaurantes turísticos y a rincones más locales. Las playas son hermosas, pero no recomiendo que vayan en julio. Están llenas de sargazo y apenas puedes disfrutarlas. Sí queda bonito para almorzar frente a playa y darse sus traguitos, si tomas.

 

Si eres como yo, que no consumes alcohol, no puedes irte de México sin darte un buen shot de tequila. Puede que tus amigas lo pasen como agua, como Edry, o que hagas las veinte caras feas -como yo. Pero no te puedes ir sin la experiencia, o es mala suerte (digo yo).

 

En el último día de Tulum, visitamos la escultura: “Ven a la luz” del  artista sudafricano Daniel Popper. Está ubicada en la entrada del hotel Ahau Tulum. Es gratis, pero recomiendo que vayan temprano, si no quieren hacer fila. Luego visitamos el museo Sfer IK, perfecto para fotos. Un lugar lleno de paz y armonía. El resto del día, la comida siguió lloviendo para nosotras. Si eres un poco selectiva, como yo, recuerda preguntar qué traen los platos. Si parece muy complicado, nunca puedes ir mal con unas fajitas.

 

Tulum fue una experiencia bonita. Tengo que volver a conocer pueblos menos turísticos. Su cultura, su gente y sus paisajes son una experiencia que hay que vivir al menos una vez. Recomiendo que cuando encuentren un buen taxi, pidan su número. Así tienen más consistencia a la hora de transportarse. Y bueno… ¡que lo disfruten cuando vayan! Mi mejor consejo siempre es tomarse cuantas fotos puedan. Olvídense de parecer turistas, ¡porque lo son! Mis últimas palabras serán…

Cuando en Tulum… ¡Vívetela!

 

Viaje internacional

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *